La competencia digital se define como el uso crítico y seguro de las Tecnologías de la Sociedad de la Información para el trabajo, el ocio y la comunicación.
Supone un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y estrategias que se requieren para el uso de los medios digitales y de las tecnologías de información y comunicación.
La competencia digital se apoya en las habilidades del uso de ordenadores para recuperar, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información y para comunicar y participar en redes de colaboración a través de internet, según comenta un informe del Parlamento y del Consejo Europeo del año 2006.
La competencia digital es una de las ocho competencias clave necesarias para la formación a lo largo de la vida, junto con las siguientes:
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Comunicación en la lengua materna: habilidad para expresar e interpretar conceptos, pensamientos, sentimientos, hechos y opiniones de forma oral y escrita.
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Comunicación en una lengua extranjera: como la anterior, pero incluye capacidades de mediación (es decir, resumir, parafrasear, interpretar o traducir) y la comprensión intercultural.
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Competencia matemática, científica y tecnológica:
buen dominio del cálculo, comprensión de la naturaleza y habilidad para aplicar los conocimientos y la tecnología a lo que se percibe como necesidades humanas (como la medicina, el transporte o la comunicación).
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Competencia digital:
uso seguro y crítico de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para el trabajo, el ocio y la comunicación.
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Aprender a aprender:
habilidad para gestionar su propio aprendizaje de una manera eficaz, ya sea individualmente o en grupos.
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Competencias sociales y cívicas:
habilidad para participar de una manera eficaz y constructiva en la vida social y profesional de cada uno y comprometerse con la participación activa y democrática especialmente en sociedades cada vez más diversificadas.
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Sentido de la iniciativa y espíritu de empresa:
habilidad para transformar las ideas en actos a través de la creatividad, la innovación y la asunción de riesgos, así como la habilidad para planificar y gestionar proyectos.
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Conciencia y expresión culturales:
habilidad para apreciar la importancia creativa de las ideas, las experiencias y las emociones a través de distintos medios, como la música, la literatura y las artes escénicas y plásticas.
Para ser digitalmente competente, se necesita desarrollar una serie de conocimientos, destrezas y actitudes organizadas en torno a cinco grandes áreas:
- La información, la alfabetización informacional y el tratamiento de datos: identificar, localizar, recuperar, almacenar, organizar y analizar información digital, evaluar su finalidad y relevancia.
- La comunicación y colaboración: comunicar en entornos digitales, compartir recursos en línea, conectar y colaborar con otras personas mediante herramientas digitales, interactuar y participar en comunidades y redes.
- La creación de contenido digital: crear y editar nuevos contenidos (textos, imágenes, videos...), integrar conocimientos y reelaborar contenidos previos, realizar producciones artísticas y contenidos multimedia.
- La seguridad: protección personal, protección de datos y de la identidad digital.
- La resolución de problemas: identificar necesidades y recursos digitales, tomar decisiones para seleccionar las herramientas digitales apropiadas según la necesidad o finalidad y resolver problemas conceptuales y técnicos a través de medios digitales.
10 consejos para estas 5 áreas:
- La información en internet es inabarcable y, aunque dediques toda tu vida a leer toda la información disponible, jamás llegarás a acabártela. Tienes que ponerte un límite de tiempo máximo al día para el consumo de internet, que no supere una máxima de 2-3 horas al día y que no invada ni tu vida personal ni tu vida profesional. Ten especial cuidado con el consumo de internet en el horario de trabajo y ten en cuenta que, salvo que te estén pagando por ello, pues eres un community manager, por ejemplo, ninguna empresa te paga para que pases tiempo en redes sociales.
- Vigila muy bien toda la información disponible acerca de ti en internet y procura que toda esta información sea acorde con tu marca personal. No tengas información incoherente con tu marca y con tu perfil profesional y, mucho menos, información que pueda perjudicarte y arruinar tu reputación y credibilidad.
- Dale a cada aplicación su valor y no confundas sus funciones: hablar de política en LinkedIn es un ejemplo de lo que no se debe hacer. Para eso está Twitter, aplicación en la que tampoco te aconsejo que te pronuncies demasiado al respecto, a no ser que tu trabajo tenga que ver con temas ideológicos o políticos, o bien que te paguen por ello.
- Decide en qué aplicaciones vas a estar activo. No necesitas estar en todas e incluso estar en algunas aplicaciones, puede jugar en tu contra a nivel profesional.
- Escoge con mucho cuidado tus contactos en tus redes. Tener como contactos a gente que puede ser mal vista en tu trabajo te puede traer problemas.
- Ten mucho cuidado con la información personal que compartes en redes y que pueda dar información al cibercrimen: desde una lujosa casa cuando te grabas videos en tu casa y los subes a las redes, fotos con objetos valiosos o fotos comprometidas.
- Si tienes un blog, es muy útil introducir un disclaimer en ese blog en el que cuentes que todas las opiniones expresadas en él no tienen nada que ver con tu marca, empresa u organización.
- Diferencia tus redes personales de las profesionales y no las mezcles.
- Aprende a diferenciar las fake news de las noticias verdaderas.
- Crea un muy buen perfil en LinkedIn y focalízate en la creación de una extensa red de contactos útiles para tu trabajo, junto con una alimentación semanal del contenido en esta aplicación a base de comentarios, infografías, noticias de relevancia o artículos de interés relacionados con tu trabajo.