Las diferentes modalidades formativas permiten acceder a cursos de manera presencial o sin necesidad de trasladarte hasta un aula, y aquí es cuando surgen dos tipos de formación: online o a distancia. Ambas formas son no presenciales pero presentan varias diferencias que te contamos a continuación. Para que tú elijas el acceso que más se ajusta a tus necesidades profesionales, personales y vitales.
Los cursos online se pueden hacer desde casa a través de plataformas para acceder a los contenidos. Sólo hace falta tener conexión a Internet por lo que puedes trabajar desde cualquier lugar donde tengas un ordenador o un dispositivo móvil a tu disposición. En estos campus virtuales es posible encontrar, además del material de estudio, espacio para contactar con tutores, profesores y demás estudiantes, con el objetivo de resolver dudas e intercambiar experiencias y conocimientos.
Por su parte, los cursos a distancia, igualmente no presenciales, no hacen uso necesariamente de las nuevas tecnologías para poder acceder a temarios, ya que los contenidos y materiales se envían al alumno vía postal para que pueda estudiar desde casa cuando los reciba. Sí que es posible contactar con el profesor por mail o teléfono, por ejemplo, pero el aprendizaje se desarrolla con material en papel y formato multimedia, con CD interactivos, vídeos y textos. Este tipo de formación también cuenta con la ventaja de la libertad que ofrece al estudiante, que es quien decide a qué hora y desde donde ponerse a estudiar. No hace falta disponer de conexión a Internet para ello ni de especiales conocimientos tecnológicos como en el caso de los cursos online, aunque bien es cierto que tampoco existe esa interacción virtual con otros estudiantes.
Cada tipo de formación tiene perfiles diferentes de alumnos. En este caso, los cursos no presenciales suelen ser realizados por personas que están ya trabajando y quieren ampliar su formación para promocionar, mejorar en su área laboral o cambiar su trayectoria de cara al futuro; hacerlo online o a distancia les permite compaginar trabajo con estudios. Los mismo ocurre con estudiantes que ya se están formando pero quieren ampliar horizontes. La libertad de horarios y de acceso hace posible que se puedan compatibilizar con otras actividades profesionales, académicas y personales.
Eso sí. La otra cara de la moneda es la capacidad de organización, responsabilidad y constancia que exige esta formación, pues es necesario tener una actitud activa y fuerza de voluntad para, en caso de estar realizando otra formación o estar trabajando, aprovechar bien las horas restantes para hacer otro curso.
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