Ya se acaba el verano, es un hecho. Así lo indica el frío a primera hora de la mañana y última hora de la tarde; el incremento de tráfico en hora punta; también porque, en vez de estar pensando en qué podemos hacer en nuestro tiempo de vacaciones, pensamos en cómo no apagar el despertador por las mañanas y quedarnos dormidas o por la tristeza, apatía o cansancio por la vuelta a la normalidad. Pero no todo el mundo está en esta situación; también hay personas que escogen el mes de septiembre para su tiempo de descanso y deberían estar planificando sus vacaciones con alegría, pero cuidado porque no solo existe el síndrome posvacacional, ahora también podemos sufrir del síndrome prevacacional.
Se conoce como “síndrome prevacacional” al estado de estrés acentuado que se produce justo antes de comenzar el periodo vacacional de un trabajador o trabajadora. Según declaraba a El País Elisa Sánchez (Psicóloga laboral), “este llamado síndrome prevacacional tiene que ver con cómo afrontamos los cambios y cuánto nos cuesta dejar las cosas cerradas”. El tener tareas pendientes y no tener tiempo para dejarlas resueltas antes de las vacaciones, o no hacerlo de la mejor manera, puede provocar este tipo de síndrome. Si esto te ocurre no te preocupes porque no estás sola/o.
Hay estudios que cifran en torno a un 30% los “afectados” por el síndrome prevacacional, pero según la psicóloga, esta cifra puede haber aumentado aún más debido al coronavirus o la crisis económica, ya que la gente no ha podido disfrutar de vacaciones y desconectar por problemas económicos o de salud. La incertidumbre actual tampoco ayuda mucho, la verdad… pero no te preocupes porque te vamos a dar una serie de consejos que te pueden ayudar con este problema y con el día a día en general.
Proponer unos objetivos más realistas. Ser flexible e ir marcándose objetivos asequibles ayuda a no agobiarse tanto para cumplirlos, como por si no llegamos a conseguirlos.
Intentar no anticiparse a lo que va a ocurrir, porque además es probable que no pase. El prever soluciones a posibles dilemas está muy bien, pero el problema viene cuando le damos más importancia de la que tiene y al final esto no ocurre; hemos gastado tiempo y energías que podíamos haber aprovechado en otra cosa. Preocúpate lo necesario.
Si eres muy perfeccionista y no te gusta dejar cosas pendientes, puedes utilizar aplicaciones para la gestión de tareas que te ayuden a recordar tareas por hacer y eliminar las ya resueltas.
Échate una siesta. Según una investigación llevada a cabo por investigadores/as Hospital Universitario de Lausana en Suiza, “las personas que duermen siesta una o dos veces por semana durante el día tienen hasta un 48% menos de probabilidades de sufrir un ataque al corazón”.
Aunque no debería hacer falta recordarlo, respira y disfruta del momento... ¡estás de vacaciones! Es poco tiempo el que tenemos para descansar durante el año, por lo tanto, más vale concentrarse en aprovecharlo al máximo para poder ir dosificándolo durante el resto de meses.